Hoy salí a caminar sin rumbo fijo, solo con las ganas de mirar. Y, sinceramente, terminé viviendo una de las experiencias más intensas (y graciosas) del viaje: ¡cruzar la calle!
Sí, así como suena. Una calle. Nada más. Pero qué calle…


Motos, ómnibus, autos, bicicletas, carritos, personas que van y vienen como si todo tuviera una lógica secreta que yo claramente no descifré. Estuve varios minutos parada en la esquina, dudando, calculando, con cara de “bueno, ahora sí… no, mejor todavía no”, hasta que dije: ”¡basta, Nadia, tomá coraje y cruzá como si fueras local!”
Spoiler: no lo era.
Crucé con el corazón en la garganta, esquivando vehículos como si estuviera en una escena de acción. Pero llegué. Y sobreviví. Y me sentí una heroína de mi propia microaventura urbana.

La plaza central de Hanoi: donde todos bailan, ríen y viven el momento

Una de las experiencias más inolvidables que podés tener en Hanoi no está dentro de un templo ni detrás de una vitrina. Está al aire libre, en el mismísimo centro de la ciudad, donde la plaza principal cobra vida como si fuera un corazón que nunca deja de latir.

Durante el día, esta plaza —ubicada frente al lago Hoan Kiem— es un punto de encuentro para locales y turistas. Pero cuando cae el sol, el ambiente se transforma: las luces se encienden, las bocinas se apagan, y aparece la magia.

Grupos de adolescentes, adultos y hasta personas mayores se reúnen para bailar. Sí, todos bailan. Hay coreografías de K-pop, zumba, ritmos vietnamitas y hasta bachata. Y lo más lindo es que nadie se queda afuera: podés ver a chicos tímidos dando sus primeros pasos y a abuelas marcando el ritmo como si fueran parte de una compañía profesional.

No es un espectáculo armado para turistas, es pura vida local. Una de esas cosas que ver en Hanoi si querés conectar con la gente de verdad. Sentarte a mirar, unirte a una ronda de baile o simplemente sonreír al ver la energía de la gente… todo vale. Porque ahí, en esa plaza, sos parte.

Todo ocurre en la calle. Cocinan, venden, charlan, cargan, negocian, ríen. La calle es un escenario en movimiento, lleno de aromas, sonidos, colores y personajes. Y yo, una espectadora fascinada (y un poco torpe), tratando de absorber cada detalle.


“Si estás planeando tu viaje a Hanoi y querés vivir una experiencia auténtica, te comparto los tours que más disfruté en la ciudad: caminatas guiadas, recorridos gastronómicos y paseos por los imperdibles de Hanoi. Además, me alojé en el Hanoi City Gate Hotel, una opción cómoda y bien ubicada frente al casco histórico. Todo recomendado por mí, desde la experiencia real.”

Equipaje inteligente para mujeres que se animan a recorrer Asia.

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