Bueno, hoy me levanté con esa necesidad de vivir la vida local posta, posta, posta. Así que me fui al Mororot Market, que es como el Disney de las cosas random, pero versión tailandesa: olor a comida, vapor, risas, mosquitos felices y todo mezclado en un caos divino.

Entrás y no sabés si mirar los muñequitos, la ropa, las ollas, los pescados, los perros que duermen al lado de los puestos o los fideos que flotan en un caldito sospechoso pero tentador. Es todo junto, como si la abuela, el vecino, el monje y el gato hubieran puesto cada uno su puestito ahí.

Hago un paréntesis

Recomendación personal

Antes de seguir con la historia: si querés resolver el alojamiento rápido (sin abrir veinte pestañas), esta es la opción que yo miraría primero. Bien ubicada y con muy buenas valoraciones.

Abrís el link, ponés tus fechas y mirás tranquilo. Alternativas filtradas · Reserva online

Los postres me dejaron sin palabras (y con media boca pegoteada de leche de coco). Todo tiene arroz, mango, miel, coco, o todo junto. Y si no sabés qué estás comiendo, no importa, porque está rico igual.

Después descubrí el reino de las bolsitas. Todo, TODO, viene en bolsita. Comida, frutas, jugos, sopa, felicidad… lo que quieras. Te lo sirven, lo atan con una gomita y listo, salís del puesto con tu mini supermercado portátil. ¡Una genialidad!

Y ni hablar de las frutas disecadas. Les juro, me llevé mango, banana, piña, todo lo que encontré. Si el paraíso tuviera snack, serían esas frutas. Te juro que pensé: “me llevo una para el camino”… y terminé con una bolsa que pesaba más que mi valija.

Estuve ahí horas. Literal. Me pedí un trago con una flor flotando (porque acá todo tiene flor flotando) y me puse a mirar, a probar, a charlar con los vendedores que son más buena onda que el mate del domingo. Todos sonríen, te ofrecen probar cosas, te explican aunque no entiendas nada, y terminás asintiendo con cara de “sí, obvio que sé lo que acabo de comprar”.

El Mororot Market es una fiesta sin escenario. Te vas con olor a fritura, con el corazón contento y con la billetera más liviana, pero vale cada minuto.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *