Si alguna vez te encontrás en Ubud, no podés perderteMonkey Forest.Este lugar es básicamente un parque de aventuras… ¡pero con monos! Y cuando digo que está lleno de monos, me refiero a que es su mundo y nosotros solo estamos de visita. Desde que llegás, los monos están por todos lados, haciendo lo que quieren, como si fueran los reyes del lugar. Te sentás en un banco, te das vuelta un segundo, y ya tenés un mono al lado, mirándote con esos ojos curiosos que te dicen: “¿Y vos qué hacés acá?”.
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Y acá va el consejo número uno: si vas, cuidá el celular. Porque, no es que los monos tengan una liga de ladrones organizada, pero si te descuidás un segundo, ¡te lo secuestran! Y te juro que lo hacen en tiempo récord. De repente, tenés un mono con tu móvil en la mano y, en vez de llamar a la policía, estás pensando: “¿Lo alcanzo? ¿Lo grito? ¿Le ofrezco algo a cambio?”. Es una experiencia digna de una película de acción, pero protagonizada por monos.
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Yo, por mi parte, decidí quedarme quietita y disfrutar de la escena. Y ahí vino la parte divertida: un mono chiquitito, con cara de travieso, se me acercó y me tocó la mano. No sé si estaba pidiendo comida o simplemente quería ser mi amigo, pero me miraba con esa carita de “dame algo, ¡te va a gustar verme feliz!”. Claro, los cuidadores te piden que no alimentes a los monos, porque tienen sus propias costumbres alimenticias (y no queremos que se nos pongan dependientes de las galletas de viaje). Pero, ¿quién podría resistirse a esa mirada?

Y lo más gracioso es ver cómo se suben encima de las personas cuando alguien se decide a darles algo de comer. Parece que de repente todos los monos se convierten en acróbatas. Se suben a la cabeza, a los hombros, a la espalda, ¡y hasta a las piernas! Te ves rodeado de monos como si estuvieras participando en un show de circo. Es tan cómico que no podés evitar reírte, porque los tipos (o mejor dicho, los “tipos con peluca”) son unas verdaderas estrellas de la acrobacia.
Lo mejor, y lo más gracioso de todo, son las peleas. ¡Eso sí que no tiene desperdicio! Unos monos se agrupan en tres contra cuatro, y en medio de la pasarela arman un escándalo tremendo, como si estuvieran defendiendo el título de “Reina de la Selva”. Pero después de un rato, te das cuenta de que son las mismas familias, es como si fuera un drama familiar de “Mono´s Next Top Model” o algo así. Todos se disputan el mejor lugar, el mejor bocado, o simplemente el territorio. Como en toda familia, hay discusiones, y esos monos no se andan con chiquitas. A veces, es más divertido que ver cualquier película de acción.


Monkey Forest es un lugar que no solo es lindo, sino también una gran lección de vida sobre cómo convivir con la naturaleza, aunque sea un poco… desordenada. Es un sitio donde te reís, te asustás un poco, pero te vas con la sensación de haber vivido una experiencia que jamás vas a olvidar. Y, claro, ¡todo gracias a esos monos traviesos que no paran de sorprenderte!
El alojamiento donde me quedé,Villa White Jasmine Ubud a solo dos cuadras de Monkey Forest, fue un rincón de paz entre tanta selva y aventura. Y el tour que hice… ¡imperdible! Te paso los datos por si querés vivirlo como yo.