Hoy fui a visitar uno de los lugares más impactantes de Delhi: y si tenés planes de venir a India, te lo digo así nomás: ¡agendala ya! este es mi tour Jama Masjid, no es solo una mezquita, es una experiencia religiosa, arquitectónica, visual y emocional que te atraviesa como el bocinazo de un tuk-tuk a las 7 de la mañana.

Primero lo serio: la Jama Masjid (que significa “mezquita congregacional”) es la más grande de India, y fue construida entre 1650 y 1656 por el emperador mogol Shah Jahan (el mismo que mandó a hacer el Taj Mahal, o sea, ¡tenía buen gusto el hombre!). Está ubicada en el corazón de la vieja Delhi y es un monumento que, desde el primer vistazo, te deja sin palabras. Toda hecha en piedra arenisca roja con detalles de mármol blanco, parece que estuviera en llamas con el sol pegando, y su inmenso patio puede albergar hasta 25.000 personas rezando al mismo tiempo. Una locura.

Equipaje inteligente para mujeres que se animan a recorrer Asia.
Ahora, lo que viví yo: cuando llegás, tenés que sacarte los zapatos, porque como toda mezquita, se entra descalzo. Caminás por ese suelo caliente (tipo baldosa en verano en Mar del Plata) y empezás a recorrer este espacio inmenso, donde lo primero que te atrapa es el piletón central, un estanque rectangular donde la gente se purifica antes de rezar, o simplemente se sienta a descansar, meditar, charlar o mirar al cielo, que hoy no se veía mucho porque había una neblina tan espesa que parecía cuento… hasta que recordás que no es niebla, es puro smog del bueno, marca registrada Delhi.

Me tomé mi tiempo para recorrer cada rincón del lugar. Subí por unas escalinatas altísimas (que no sé cómo sobrevivieron a mi cansancio), y desde arriba, la vista es simplemente alucinante. Tenés todo el patio a tus pies, y podés ver cómo se mezcla lo sagrado con lo cotidiano: monjes, turistas, niños, cámaras, risas, oraciones. Todo junto, todo al mismo tiempo. Y desde ahí arriba se ve Delhi en su máxima expresión: caótica, viva, difusa por la contaminación, pero con una energía que te hipnotiza.

Y hablando de niños… en Jama Masjid sentís que sos una influencer sin esfuerzo. Te lo juro. Los nenes se te acercan, te sonríen, y te piden selfies como si fueras la protagonista de una serie de Netflix. “Madam, photo please?” Y claro, ¿cómo vas a decir que no? Son adorables. Me terminé sacando tantas fotos que ya no sabía si era Nadia o la nueva embajadora del turismo en Delhi. Uno más dulce que el otro, curiosos, felices y respetuosos, algo que me encantó.



Después bajé y entré al interior de la mezquita, donde todo está cubierto con alfombras enormes que te acarician los pies (ya descalzos, recordemos) y donde los techos altísimos están decorados con motivos árabes, inscripciones coránicas y detalles dorados que te hacen levantar la cabeza a cada paso. El silencio que hay adentro te envuelve, se respira una paz difícil de explicar, como si el tiempo se detuviera.
La mezquita tiene tres grandes entradas, cuatro torres menores y dos minaretes principales de más de 40 metros de altura (que también se pueden subir si querés ver Delhi desde las alturas, pero preparate para el vértigo y la fila de turistas). En su momento, fue el centro espiritual del imperio mogol, y hasta hoy sigue siendo un lugar de culto y reunión muy importante.
Lo más lindo es que, a pesar de su majestuosidad, Jama Masjid sigue sintiéndose humana, cercana. No es un museo, es un lugar vivo, donde la gente reza, ríe, se encuentra. Y vos, como visitante, no sos un extraño: sos parte de ese universo.

Así que sí, me fui caminando despacito, con los pies negros pero el alma brillante. Con las selfies de los chicos, el eco de las oraciones, el calor de las piedras y esa sensación de haber estado en un lugar donde todo, absolutamente todo, es más grande que vos: el edificio, la historia, la energía, y también, la simpleza de estar descalzo en un lugar sagrado, en medio del caos de Delhi.
Este tour fue, sin dudas, una de las mejores decisiones que tomé en Delhi. ¡Recontra recomendable si estás por venir!
Dormí a pasos de la historia. Descubrí los hospedajes mejor valorados cerca de Jama Masjid y viví Delhi desde el corazón mismo de la ciudad.
