Apenas llegué a Phuket, me sentía la reina del sudeste asiático: mochila liviana, actitud liviana, ¡y bici alquilada!

Sí, bici. Porque no sé por qué, pero a mí me parece siempre una gran idea recorrer destinos tropicales llenos de montañas en dos ruedas sin motor.

Y así salí, dispuesta a conquistar todos los “viewpoints” (que yo en mi cabeza le decía “B-points”, como si fueran los puntos B de la vida).
Spoiler: ¡eran TODOS en subida!
Entre el calor, el sudor, el viento en la cara y mi dignidad deslizándose colina abajo, llegaba a cada mirador medio viva y medio arrastrándome, pero bueno… llegaba. Y qué miradores, mamita. De esos que te hacen decir “wow” en todos los idiomas.

Ver todas esas playas desde arriba te hace olvidar que casi te desmayás en el intento.
Pero eso no es todo: cuando por fin llego a uno de los puntos más altos, ¡se larga una lluvia torrencial de novela! De esas que no te dejan ni hacerte la valiente. Así que nada, me senté como quien no tiene apuro, y esperé que el monzón se apiadara de mí.
Eso sí, no puedo quejarme. Phuket me regaló colores, templos, elefantes decorativos por todos lados y muchos, muchos Budas. Los monjes, vestidos con ese naranja ocre hermoso, caminaban entre todo eso como si nada. Yo, mientras tanto, trataba de sacarles una foto sin parecer una paparazzi irrespetuosa…

Resultado: una mirada fulminante de uno.
Ok, entendí.No les gusta que les saquen fotos. Lo anoto mentalmente entre lluvia y sudor.
Pero más allá del caos, de las piernas acalambradas y de mis errores turísticos… Phuket me recibió con belleza y aventura, como si me dijera: “Bienvenida, ahora empezá a fluir”.
A veces uno llega a un lugar pensando que lo va a recorrer, y el lugar te termina recorriendo a vos.
¿Alguna vez te pasó eso de subestimar una ruta… y terminar con lluvia y revelación incluida?
Si querés conocer Phuket sin caos, con alma y con sonrisas de verdad…
Kata es la joyita lejos del ruido de Patong.
Yo me alojé en Kata Station Boutique Hotel, donde me recibieron como en su casa: camas cómodas, gente cálida, y una energía que te hace sentir parte del lugar.
Y si querés vivir Phuket de verdad, estos son los tours que te recomiendo:
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