Bueno, acá estoy. Sobreviví a la maratón de aeropuertos, vuelos eternos y esperas de esas que te hacen replantear la vida. Primero me clavé 7 horas en el aeropuerto de Madrid. ¿Salir? Ni loca. Entre que te vas, volvés y hacés todo el trámite, ya se te pasa el tiempo. Así que me quedé ahí, como quien espera el bondi, hasta que saliera el vuelo.
Después, 12 horas arriba del avión de Iberojet. Sí, se hacen largas, pero al menos va directo Madrid–Bangkok y no te hacen andar de escala en escala como si fuera un laberinto.
Primeros movimientos en el aeropuerto
Apenas bajás en Bangkok te tiran dos cosas de entrada:
- La SIM card: conviene sacarla ahí mismo, son tiendas oficiales (yo agarré la de True) y te asegurás que funcione.
- La casa de cambio: ahí es mejor cambiar lo justo para el taxi o la primera comida. Después buscás en la ciudad, porque en el aeropuerto siempre te matan con la tasa.
Dónde alojarse
Yo me quedé acá y lo recomiendo de verdad.
Está bien ubicado, es cómodo y tiene muy buenas valoraciones.
Ideal si viajás sola, querés estar tranquila y moverte fácil por la zona.
Te dejo el link ya armado porque estos alojamientos bien ubicados
suelen llenarse rápido.
Solo ponés tus fechas y listo.
Si este no tiene lugar, acá podés ver otros hostels bien ubicados sin perder tiempo buscando.
El 7-Eleven de la vuelta
A los 30 metros de salir del hostel me encontré con un 7-Eleven. Entré como si fuera mi segundo hogar. Agua, snacks rarísimos y un montón de cosas que todavía no entiendo pero que seguro termino probando.
Primera comida en Bangkok
No me compliqué. Entré al lugarcito de al lado y me pedí unos fideos riquísimos. Ni sé cómo se llaman, pero me salieron algo así como un dólar con treinta. Barato, sabroso y justo lo que necesitaba después de tanto viaje.
Y así arranqué mi primera noche en Bangkok: sin vueltas, con el estómago contento y la sensación de que acá empieza otra aventura.